El mes de abril es por excelencia el mes Sant Jordi. Un día muy esperado para el sector editorial, libreros y autores. Es el día en que se venden más libros del año y muchos autores podemos afirmar que lo que no vendemos por Sant Jordi, difícilmente lo venderemos el resto del año.
Pero no todo es coser y cantar. Es bien sabido, que Sant Jordi, se ha convertido en una auténtica carrera de obstáculos para autores no conocidos que quieren llevar sus obras más allá de su círculo cercano. Con la ayuda de familiares, amigos y conocidos tenemos cierto éxito en nuestro entorno más cercano, pero en el momento de ir más allá de este círculo la cosa se complica y resulta una tarea pesada, solitaria y costosa económicamente.
Y es que es tanta la gente que en los últimos años se ha decidido a publicar un libro, tanta la oferta, que algunas editoriales tradicionales, hace tiempo que están cerrando las puertas a los autores noveles. Y se entiende en términos económicos. Las editoriales no son más que empresas en las que el interés principal es hacer dinero. Pero se está perdiendo el alma, la raíz fundamental de la existencia de las editoriales en contraposición a intereses económicos. Bien legítimo pero triste. Y a menudo el cebo que funciona mejor para vender libros es que el autor sea previamente conocido no sólo como escritor sino también conocido. Es lo que llamamos los autores mediáticos. ¿Y quiénes son estos y estas?
Los habéis visto de sobra. Son presentadores, tertulianos de televisión, periodistas, influencers, deportistas de élite o cocineros de aquellos que lo petan. También triunfan los diferentes “gurús” que te recuerdan lo mal que haces las cosas y lo bien que las podrías hacer. Los mediáticos comienzan su peculiar maratón dos o tres semanas antes de Sant Jordi. Los encontrará por todas partes, cada vez que mires una pantalla te los encontrarás, cuando enciendas la tele estarán en un plató, se apropiarán de tus redes sociales y serán los protagonistas de los anuncios de sus editoriales y por supuesto, serán el centro de muchas reseñas.
¿Y qué pasa con los autores novatos? Nada... Que deben buscarse la vida como pueden. Hay que llegar a ser expertos en redes sociales. Tienen que suplicar “likes” a amigos y familiares y deben recorrer el país con sus propios medios para intentar publicitar y vender libros. Por suerte, en esta comarca tan pequeña como es la mía, El Pla de l'Estany, tenemos diferentes recursos para promocionar nuestras obras más allá de nuestro círculo más íntimo. En este caso, se agradece la buena predisposición de la Televisión de Banyoles, Radio Banyoles y las diferentes bibliotecas municipales. Es necesaria una especial mención a las diversas librerías y otros puntos de venta de la comarca que, no sólo en mi caso, están más que predispuestas a tener nuestros libros en primera fila y a hacer difusión.
Pero a ver, ¿cómo lo hacemos los autores novatos para tener nuestro libro publicado? Sólo puedo referiros mi corta experiencia. Y es que solo llevo siete años escribiendo y hasta ahora he sacado dos novelas. Para resumirlo mucho, les diré que mi primera novela (no voy a decir su nombre, ya que el objetivo de este artículo no es hacerme publicidad) acabó autopublicada primero por Amazon y después por una editorial sevillana. Con la segunda novela, que salió el año pasado tuve más suerte y una pequeña editorial catalana se interesó. Pero no os aburriré relatando mi periplo personal. Éste no es el objetivo.
El objetivo principal de este artículo es mostrar que, a menudo, las mejores publicaciones no son las más publicitadas, que encontramos auténticas joyas en las autopublicaciones. Como lectores, deberíamos hacer un esfuerzo por buscar los libros de autores menos conocidos y resistirnos a la compra por inercia de aquella novela o aquel ensayo, cuyo título llevamos grabados a fuego en la frente.
Por tanto, este Sant Jordi, cuando estemos rascando en los diversos puestos de libros, interesémonos por los autores y autoras locales, si es necesario, pídalos a los libreros y libreras. Literatura kilómetro cero. Y cuando los haya comprado y leído démosles apoyo haciendo una pequeña mención a nuestras redes. Si no nos cansamos de publicar la magnífica paella que estamos a punto de zamparnos, las gracietas de nuestra mascota, el vestido nuevo que nos queda tan bien o nuestros hitos deportivos, ¿por qué no? ¿Por qué no publicar que hemos leído un buen libro escrito por nuestro vecino o vecina?
Y para los que no leen, ¡atreveros! ¡Dejaros de excusas! Y como decía aquel: “reflexionemos”. ¡Buen Sant Jordi a todo el mundo!