SANCHEZ EL RESISTENTE
Este mes quería tratar otro tema, pero justo en el momento de cerrar la edición ha surgido la noticia de la carta de Sánchez anunciando que se tomaría unos días para reflexionar tras conocerse que su esposa, Begoña Gómez, está siendo investigada por un presunto delito de corrupción. Cabe tener en cuenta que, cuando se publique este artículo, la decisión final de Sánchez ya será pública. En este momento no puedo anticiparla.
La carta ha sorprendido a todos; incluso sus colaboradores más cercanos no sabían absolutamente nada. Y la gran duda es saber si es una carta sincera o si se trata de una maniobra política. Es bien conocida la habilidad de Sánchez para los giros inesperados, pero a pesar de sus antecedentes en aplicar estrategias extrañas, quiero creer que, esta vez, no se trata de una maniobra política. Quiero pensar que el hombre está harto de tanta basura, que la ultraderecha rancia y fascista ha cruzado una línea roja. Han tocado a su familia, y en este punto ha dicho basta. Si llegara a creer que Sánchez ha hecho lo que ha hecho como una maniobra política, significaría que estamos ante un personaje de una moralidad más que reprochable.
Le diría varias cosas a Sánchez. En primer lugar, le recordaría que desde 2017 ya venimos advirtiendo, desde Catalunya, de lo podridos que están algunos tribunales españoles, de cómo se nutren de noticias falsas creadas por sus acólitos provenientes de la ultraderecha española (aclaro que no me olvido de la derecha; creo que ya no existe la derecha española, todo es ultraderecha).
Otra cosa que le diría a Sánchez es que no dimita, que no ceda, sino todo lo contrario. Debe hacerse fuerte contra esta ultraderecha y luchar contra ella con todos los recursos que le ofrece su cargo. Hay que sacar adelante una auténtica reforma fiscal, acabar con los privilegios y abusos de parte de la judicatura española, que procesa y dicta sentencias para hacer política y por venganza. Y a quien piense que esta medida, esta iniciativa, sería interesada y oportunista le diría: “bendita oportunidad”.
Hay que tener en cuenta el problema de fondo que nos ha traído hasta aquí. Desde hace años, los informativos de todas las cadenas abren el bloque de información política con las disputas que se han producido, con los reproches, insultos y faltas de respeto que se suceden en sede parlamentaria. Esto ha llevado a los partidos políticos a trabajar este aspecto, a buscar la frase justa y precisa que, pronunciada oportunamente, será la imagen más reproducida tanto en los telediarios como en las redes. Y aquí va mi súplica:
Señores y señoras de la prensa: ¡me importan un carajo las peleas de patio de colegio! ¡No me las pongan! Yo quiero saber en qué han estado trabajando mis diputados, mi gobierno, el gobierno español durante el día. Qué comisiones se han reunido, qué temas han tratado, a qué acuerdos han llegado. Por favor, señores y señoras periodistas: ¡dejen de ser altavoces de la basura que unos y otros sueltan! ¡Informen de lo que realmente interesa a la ciudadanía! ¡Dejen la mierda en el váter y tiren de la cadena!