La Conferencia Internacional de Davos, también conocida como el Foro Económico Mundial, es como el Canet Rock de la economía mundial, pero sin las tiendas de campaña y con mucha más gente importante. Se celebra en la pintoresca villa suiza de Davos, donde los líderes mundiales, empresarios, académicos y políticos se reúnen para discutir sobre el futuro del mundo mientras disfrutan de los paisajes alpinos y comen mucha chocolate.
Los poderosos del mundo se visten con sus mejores trajes y se presentan ante la audiencia para explicarnos cómo creen ellos que se deben hacer las cosas para que todo vaya mejor. De hecho, el objetivo de la conferencia es mejorar el estado del mundo.
Los temas que tratan van desde la crisis climática hasta la desigualdad de género, pasando por la innovación tecnológica y otras cuestiones que, en teoría, nos afectan a todos. Es como si fuera una gran junta de vecinos global, pero en lugar de discutir sobre quién ha puesto la música demasiado alta, se habla de cómo resolver la crisis migratoria. Sin embargo, algunos podrían decir que esta conferencia es como un club exclusivo donde las decisiones importantes se toman pasando olímpicamente de la gente corriente. De hecho, es curioso pensar que algunos de ellos estarán preparando un discurso sobre el cambio climático mientras se dirigen a Suiza en un jet privado.
La gran diversidad de asistentes con puntos de vista totalmente opuestos nos garantiza unos debates muy interesantes. Aquí encontrarás personas que piensan que la respuesta a todos los problemas es el libre mercado y otros que creen que el estado debe controlarlo todo, por poner un ejemplo. Sin embargo, este año se han llegado a acuerdos sobre los siguientes puntos:
- Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para avanzar hacia un futuro más sostenible.
- Trabajar en la reducción de la desigualdad de género, abordando cuestiones como la brecha salarial y aumentando la representación de las mujeres en el entorno laboral y político.
- Hacer patente la necesidad de inversiones en innovación tecnológica para abordar los retos globales.
- Colaborar en la gestión de crisis globales (¿recuerdan la pandemia?)
- Aumentar la coordinación entre países y organizaciones para poder dar respuesta rápida y eficiente a situaciones de crisis como los conflictos armados y las crisis humanitarias.
Es obvio, a priori, que en todos estos puntos, la mayoría de la población estaría de acuerdo y muchos pensarán que no hace falta tanta parafernalia para llegar a estas conclusiones. Sin embargo, habrá que ir siguiendo el despliegue de estos acuerdos para ver si los diferentes líderes mundiales toman nota. Si no es así, no habrá valido la pena ni esta, ni ninguna otra cumbre.
Las malas lenguas, que a veces aciertan, nos hacen notar que esta es una gran reunión que, bajo el telón de fondo de las grandes y nobles intenciones que se proclaman, en realidad sirve básicamente para hacer negocios. ¡Me lo pones "a huevo"! ¡Un evento que reúne en un mismo espacio a todos los que cortan el bacalao en todo el mundo mundial! ¿Quién no quiere estar allí?
Sea como sea, la Conferencia Internacional de Davos es como un superevento mundial para aquellos que están interesados en cómo funcionan las cosas en nuestro planeta. Ya sea por las grandes decisiones que se toman o simplemente por ver quién puede hacer la mejor aparición pública, Davos es un espectáculo que nunca decepciona. Así que, hasta que llegue la próxima edición, seguiremos esperando que nuestros líderes mundiales nos traigan un mundo mejor... y quizás alguna idea nueva sobre cómo lo harán.