Los pasados diez y once de enero hubo una reunión en Madrid que contó con la asistencia de todos los cuerpos policiales de España incluyendo los autonómicos, así como de fiscales y miembros de diferentes ministerios y nuestra conselleria d'Igualtat (Catalunya). El motivo era analizar el repunte de feminicidios y revisar protocolos de actuación. La noticia parece buena: hacer algo de autocrítica y pensar cosas nuevas. No me pasa por alto que el objetivo es evitar muertas, lo de bajar las estadísticas, ¡queda muy chulo!
Lo que ocurre es que esto no va tanto de pensar nuevas medidas, como de aplicar las que ya tenemos sobre la mesa. Revisando la información de estos últimos días sobre estas reuniones, constato con incredulidad y cierta indignación que los jueces son poco proactivos cuando les llega una denuncia de una víctima de violencia de género, una petición de medidas cautelares o una orden de alejamiento. En la autocrítica de los asistentes a estos encuentros aparece una petición: que en los casos más graves se atiendan y se dicten medidas contra los maltratadores. ¿Pero cuál es el problema?
A ver si me aclaro… De las pocas medidas que se dictan contra maltratadores aún se van a escapar un buen número de psicópatas. Y ya no hablamos de los casos de violencias más flojas: la típica bofetada, los empujones, lo de “algún día te mataré”, alguna costilla rota. Nada, minucias. Lo que nos decían algunas mujeres de antes que eran cosas que las mujeres "deben aguantar". O sea que si una mujer termina en el hospital con heridas graves tiene, tal vez, alguna posibilidad de obtener una orden de alejamiento y casi ninguna que le pongan una pulsera al desgraciado. Y ya no hablemos de que le apliquen un par de días de prisión preventiva. Y cuando la mujer vuelva a casa, ¡ala! ¡Venga, a poner la otra mejilla!
Se debate también acerca de otra medida que poco, pero ya se aplica. Es la de proporcionar una vivienda a las víctimas si tienen que irse de casa. ¿No debería ser al revés? ¿No debería ser el maltratador que se marchara de su casa? ¿No es un trasiego para la misma mujer y sus hijos, si los hay, de tener que irse de su casa? Que creen un centro para encerrar una temporada a los maltratadores. Ah... ¿Que no se puede? ¿No se puede obligar a nadie a irse de su casa si no lo dice un juez? Ellas bien que deben irse y tampoco querrán.
¿Y qué me decís de la medida estrella? No sé cómo calificarla. Se trata de avisar a las mujeres que vayan a iniciar una relación con un maltratador ya conocido. ¿Y cómo lo harán? ¿Existe algún registro oficial de “nuevas parejas”? ¿O es que la policía controlará a todos los maltratadores?
La realidad es que pocas mujeres denuncian por varios motivos. El primer motivo es que saben muy bien que lo más probable es que la justicia no haga absolutamente nada, eso sí, ¡las tratarán fantásticamente bien en comisaría! El segundo pueden ser las represalias. Pese a la confidencialidad que ofrecen los cuerpos policiales es más que probable que el verdugo acabe sabiéndolo, sobre todo en ciudades o pueblos donde todo el mundo se conoce. Y ya sabemos que muchos maltratadores tienen la mala costumbre de controlar todos los movimientos de sus víctimas. Y el tercer motivo es la vergüenza que pasa la mujer, la revictimización, el hecho de tener que revivir la misma situación una y otra vez.
Tenemos claro que es un problema complejo y de difícil solución. Se hace mucho énfasis en la prevención y estamos de acuerdo en que es una de las medidas más potentes, sobre todo en ámbitos escolares donde se pueden detectar los micromachismos que preceden a los macromachismos. Como sociedad también debemos estar alerta y no tolerar ciertos comportamientos que encontramos día a día en nuestro entorno más cercano, ya sea en el trabajo, en nuestra familia o en espacios de ocio. No hace falta que nos pase a nosotras. No tengamos miedo de intervenir, de cortar un comentario machista, de hacer notar un comportamiento inaceptable. Nos dirán feminazis, sí, pero los delincuentes son ellos, no lo olvidemos.
¿Mientras tanto, qué hacemos con lo que pasa actualmente, con lo que ya no se puede prevenir? Las medidas que se van aprobando en estas reuniones, que dicen que serán semanales, deberían ir mucho más allá. Es necesario un cambio de paradigma, es necesario que la justicia vaya mucho más allá. Es necesario que se investigue cualquier denuncia por poca cosa que sea. Es necesario que cualquier persona denunciada sea citada en comisaría para declarar, que pase por el mismo trance que su víctima. Es necesario que los maltratadores tengan a la policía enganchada a sus talones: ¡Te estamos vigilando! Hacen falta penas de cárcel más largas y ejemplificadoras. Es necesaria la terapia para todos los maltratadores, no todos son psicópatas integrados que suelen ser irrecuperables. En definitiva, o nos implicamos todas o lo tenemos mal.